Ayer fue el Día Mundial de la Dermatitis Atópica y recibimos muchas preguntas sobre esta enfermedad que hoy nos resuelven nuestras dermatólogas, las Doctoras Begoña Lasanta y Elena Ginés
La dermatitis atópica es una de las enfermedades más frecuentes en dermatología. Produce eccemas con prurito en la piel y enrojecimiento de la misma. Puede manifestarse a cualquier edad, pero lo más habitual es que aparezca antes de los cinco años. Es frecuente que se acompañe de rinitis alérgica o asma y suele exarcerbarse periódicamente, es decir, que cursa en brotes. Actualmente no hay una cura definitiva para esta enfermedad, sin embargo, los tratamientos y medidas de cuidado personal pueden aliviar los síntomas y prevenir nuevos brotes.
Síntomas
Los síntomas de la dermatitis atópica pueden variar de una persona a otra y los más frecuentes suelen ser:
– Piel seca
– Prurito
– Eccemas sobre todo en los pliegues
Causas
En cuanto a sus causa la dermatitis atópica se produce porque los pacientes con dicha enfermedad son más sensibles debido a que su piel carece de proteínas específicas que mantienen la barrera protectora contra el agua. Algunas personas tienen síntomas que duran días y otras pueden permanecer enfermas durante varias semanas o incluso meses.
Hay alimentos que se deben evitar cuando se tiene esta afección cutánea:
– Alimentos muy condimentados o salados
– Grasas
– Fresa, marisco, tomate, vinagre
– Proteínas de leche de vaca
Tratamiento
Para tratar esta enfermedad, además de intentar evitar la alimentación dicha previamente, hay que limitar el uso de jabones limpiadores de la piel y usar solo geles y jabones específicos. Otra medida fundamental es la abundante hidratación con cremas muy emolientes de las cuales hay muchísimas marcas que especifican su uso para este tipo de pieles. Es importante evitar el uso de agua excesivamente caliente, no frotar la piel con esponjas y usar prendas de algodón evitando la lana, fibras sintéticas, plástico o gomas, así como cualquier prenda oclusiva que favorezca la sudoración, ya que el sudor es un factor importante como desencadenante de brotes de dermatitis atópica. Aunque resulta difícil demostrarlo, se observa en la práctica clínica una relación entre el estrés y la exacerbación de dicha enfermedad, desencadenando respuestas de picor y rascado.
En cuanto al tratamiento farmacológico de los brotes destacan:
– Los corticoides tópicos. Constituyen el tratamiento de primera línea de esta enfermedad. Actúan reduciendo la inflamación, disminuyendo el picor y la irritación cutánea. Es frecuente que los padres se muestren preocupados al respecto del uso de corticoides pero debemos explicarles el beneficio del tratamiento y que cuando son bien empleados son un arma eficaz y segura.
– Los inmunomoduladores tópicos como el tacrolimus o el pimecrolimus. Estos no producen atrofia de la piel como puede ocurrir con el uso de corticoides y los utilizaremos como ahorradores de los mismos en pacientes que requieren un uso prolongado de ellos. También pueden usarse como tratamiento preventivo de los brotes.
Corticoides orales: se utilizan en ciclos cortos para el control agudo de brotes graves.
– Fototerapia: la recidiva es habitual al suspender el tratamiento por lo que es importante valorar el riesgo-beneficio.
Inmunosupresores como la ciclosporina el metotrexate la azatioprina inmunoglobulinas etc. Estos últimos se usan solo si el paciente no responde a los tratamientos anteriores.
En definitiva el tratamiento del paciente atópico es complejo e individual. Hasta el momento no existe un tratamiento capaz de modificar el curso de la enfermedad por lo que resulta necesario investigar nuevos fármacos y acudir rápidamente al dermatólogo si sospecha que puede tener esta enfermedad.
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