La Dra. Lola Fdez. de la Fuente Bursón, reumatóloga de Hospital San Agustín

¿QUÉ ES LA GOTA?

La gota es una enfermedad bastante frecuente producida por la acumulación de cristales de ácido úrico en los tejidos.

Afecta principalmente a las articulaciones en las que provoca episodios repetitivos de dolor e inflamación brusca e intensa. No obstante, tiene una cara desconocida pues también ocasiona inflamación generalizada y se asocia a otras enfermedades componiendo el síndrome metabólico (hipertensión arterial, diabetes, dislipemia, obesidad). Esto provoca un incremento del riesgo cardiovascular y por tanto, hay que darle el mismo valor que a tener el colesterol alto en la sangre.

Es mucho más frecuente en hombres (en los que suele presentarse sobre los 30-40 años), pero también aparece en mujeres sobre todo a partir de la menopausia.

¿POR QUÉ APARECE?

El ácido úrico es una sustancia de desecho derivada del metabolismo. La formación de cristales de este ácido requiere una alta concentración de ácido úrico en sangre (> 7 mg/dl) de forma prolongada.

El hecho de tener hiperuricemia continuamente provocará ataques articulares cada vez más frecuentes, graves y duraderos. Sin embargo, si con un buen tratamiento estos niveles se mantienen por debajo del límite los cristales podrán ir disolviéndose poco a poco incluso llegando a desaparecer.

La gota posee una gran carga genética por lo que es habitual que haya varios afectados en la misma familia. La causa más frecuente (hasta el 90%) es la falta de eliminación en el riñón, pero también puede deberse a una excesiva formación. Otros factores que pueden contribuir son una dieta inadecuada y ciertas enfermedades o medicamentos.

¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?

La gota produce inflamación de las articulaciones. Los ataques son muy bruscos (aparecen en cuestión de horas) y provocan hinchazón y dolor muy intenso, incluso con el roce, pudiendo simular esguinces o infecciones de la piel. La duración de los ataques suele ser de varios días, normalmente en torno a una semana.

Las articulaciones más frecuentemente afectadas son: la base del dedo gordo del pie, el empeine, el tobillo y la rodilla. Sin embargo, puede implicar otras articulaciones, bolsas y tendones.

Una gota mal controlada incluso llega a formar “quistes” de cristales llamados tofos. Otros síntomas que pueden darse son cólicos renales y eventos cardiovasculares como infartos o ictus.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

Para el diagnóstico debe obtenerse una muestra del líquido de alguna de las articulaciones afectadas. El estudio de este líquido al microscopio nos permite confirmar la presencia de los cristales. Sin embargo, en algunas ocasiones no es posible obtener esta muestra y el diagnóstico se realiza por la presencia de hiperuricemia junto a los síntomas típicos de gota.

Además empleamos analíticas de sangre y orina, radiografías y ecografías para descubrir el alcance de la enfermedad y también para controlar la eficacia del tratamiento.

Es importante conocer que hasta el 50% de los pacientes pueden tener ataques de gota con ácido úrico normal, y eso no impide tener la enfermedad, puesto que los niveles en sangre pueden variar rápidamente. Por otro lado, existen pacientes con hiperuricemia en los análisis de sangre que nunca desarrollan gota.

¿CUÁL ES SU TRATAMIENTO?

El tratamiento adecuado de la gota es imprescindible para poder disolver las acumulaciones de cristales en los tejidos articulares y reducir el riesgo cardiovascular. Podemos dividir el tratamiento en dos bloques:

A) TRATAMIENTO DEL ATAQUE

Busca disminuir el dolor e inflamación.

Utilizamos distintos fármacos (Antiinflamatorios, Colchicina o Corticoides) según el paciente. Estos medicamentos controlan los síntomas pero no bajan el ácido úrico. Además se recomienda reposo y frío en la zona.

B) TRATAMIENTO PARA REDUCIR EL ÁCIDO ÚRICO

Es el tratamiento real de la enfermedad y el que precisa constancia para obtener resultados. Si no realizamos este tratamiento, por más que tratemos las crisis no resolveremos el problema. Debe iniciarse una vez controlado el brote.

La primera medida consiste en mantener hábitos saludables:

● Lo principal es reducir ciertos alimentos: el alcohol (sobre todo destilados y la cerveza – con y sin alcohol), las proteínas animales (carne – sobre todo la roja, la de caza y las vísceras -, y pescado – sobre todo el azul, el marisco y los moluscos) y los azúcares refinados. Todos estos alimentos incrementan enormemente el ácido úrico en sangre al digerirse. El consumo de tomate si es moderado puede hacerse. Los lácteos desnatados, las cerezas, un consumo moderado de café y la vitamina C pueden ayudar a bajar el ácido úrico.

● Es esencial también una adecuada hidratación para ayudar a la eliminación del ácido úrico en el riñón.

● Es recomendable evitar el sobrepeso y realizar ejercicio físico regular.

Por otra parte, aunque todas estas medidas contribuyen enormemente con la salud y la reducción de ácido úrico, en la mayoría de los casos no son suficientes para eliminar todos los cristales acumulados y para ello contamos con la ayuda de ciertos fármacos. Los más empleados son Alopurinol, Febuxostat y Benzbromarona.

Al inicio de estas terapias, conforme hacen su efecto, pueden aparecer nuevos brotes y esto es algo normal que no debe desanimarnos. Para reducir estas crisis, por un lado es esencial tomarlas de forma estable (sin realizar cambios bruscos como abandonarlas o cambiar las dosis o suspenderlas durante los ataques – lo cual es un error común); y por otro, los reumatólogos añadimos al tratamiento alguno de los medicamentos del primer grupo durante los primeros meses.

¿CUÁNDO ACUDIR AL REUMATÓLOGO?

La presencia de alguno de los síntomas comentados (crisis bruscas de dolor e hinchazón sobre todo de articulaciones de pies, tobillos y rodillas) junto a un ácido úrico elevado, especialmente si se es varón o existen otros familiares con el diagnóstico, debe hacernos consultar con un Reumatólogo.

MÁS INFORMACIÓN: https://inforeuma.com/enfermedades-reumaticas/gota/

Recuerde que puede solicitar su cita con la Dra. Lola F. Bursón a través del portal del paciente de nuestra APP o página web. También puede hacerlo llamando al  854 566 003. 

 

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