Hoy, 14 de marzo, se celebra el Día Mundial de la Endometriosis con el fin de dar a conocer la enfermedad y concienciar a las mujeres sobre su importancia

La endometriosis se define como la implantación y crecimiento benigno de tejido endometrial fuera del útero, siendo las localizaciones más frecuentes  el peritoneo pélvico y los ovarios, aunque, ocasionalmente pueden encontrarse lesiones en otras muchas partes como el intestino, vejiga, estómago, pulmón, etc. Este tejido tiene dependencia hormonal del ciclo menstrual, produciéndose sangrado y desprendimiento del mismo con la menstruación. Se trata de una enfermedad crónica cuya causa se desconoce, aunque se ha comprobado una cierta predisposición genética.

Existe una dificultad evidente para conocer con exactitud la prevalencia de la enfermedad, aunque se estima que afecta al menos al 10% de las mujeres. Puede ser desde una enfermedad con escasos síntomas hasta una enfermedad muy invalidante y crónica que requiere a veces varias intervenciones quirúrgicas sin conseguir un tratamiento completamente curativo. Esto significa que para muchas mujeres la endometriosis constituye un proceso crónico e invalidante, especialmente en el subgrupo de pacientes con endometriosis más grave denominada endometriosis profunda .

Los síntomas mas frecuentes son dolor pélvico crónico, dolor intenso con las menstruaciones, dolor con las relaciones sexuales , esterilidad y ocasionalmente síntomas diversos como alteraciones digestivas, síntomas urinarios y dolor de espalda, entre otros, generalmente mas intensos con la menstruación. Estos mejoran tras la menopausia y durante la gestación. La infertilidad puede alcanzar al 30-40% de las mujeres con la enfermedad. El tratamiento depende de los síntomas que presenta la mujer, los deseos de embarazo, la edad y de la extensión de la enfermedad, lo que hace difícil generalizar las actuaciones, haciéndose necesaria la atención individualizada a cada caso, existiendo algunos con una respuesta terapéutica muy pobre, de lo que resulta una atención sanitaria frustrante para la mujer sobre todo, pero también para el profesional sanitario que la atiende.

La endometriosis grave con afectación profunda debe ser tratada por especialistas con experiencia. El diagnóstico basado en los síntomas suele resultar difícil debido al solapamiento con otros procesos, a la variabilidad sintomática, o a la minimización generalizada del dolor con la menstruación . Esta aceptación de normalidad del dolor menstrual puede hacer que pasen varios años hasta que la endo­metriosis sea diagnosticada. Todo ello lleva al subdiagnóstico o a un mal etiquetado del proceso que se puede incluir en otras enfermedades.

Por tanto, la demora en el diagnóstico de endometriosis es frecuente; se estima que desde el inicio de los síntomas a su diagnóstico pue­den pasar 7 u 8 años. El método diagnóstico definitivo es la laparoscopia que permite la inspección visual de la pelvis. La laparoscopia se viene utilizando desde los años 70 del siglo pasado y de manera bastante generalizada desde los 80. Hoy día, gracias a la intro­ducción y permanente mejora de las técnicas de laparoscopia y de otras técnicas de diagnóstico utilizadas para la evaluación de los cuadros dolorosos pélvicos en la mujer, el diagnóstico se produce en fases cada vez más tem­pranas de la enfermedad. Este hecho adquiere particular relevancia si se tiene en cuenta que el 47% de las mujeres con endometriosis tienen sínto­mas antes de cumplir los 20 años, y que el progreso trae consigo secuelas serias tanto para la salud física, sexual y emocional de la mujer.

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