Nuestro alergólogo recibe cada día a más pacientes que desconocen ciertos datos imprescindibles sobre esta patología
Las enfermedades de base inmunológica y las alérgicas en particular están experimentando un auge muy intenso en las últimas décadas y no para de aumentar su prevalencia en las sociedades desarrolladas. Se estima que en torno al 20% de la población padece algún tipo de afección alérgica y en edades pediátricas ese porcentaje se incrementa hasta rondar el 35%.
Hay varias hipótesis para explicar el porqué de este incremento de estas patologías y parece ser que la explicación viene dada por el estilo de vida de los países desarrollados.
El hecho de que la incidencia de las enfermedades infecciosas ha caído drásticamente y la higiene que tenemos desde los primeros años de vida hace que el sistema inmunológico de las personas no sufra tantas agresiones como las que había en épocas anteriores y en consecuencia, al disminuir sus “enemigos habituales” produce reacciones defensivas contra sustancias que no son dañinas pero que nuestras defensas malinterpretan como agresivas, pudiendo hacer rechazo a nuestra piel, a nuestras articulaciones o un alérgeno.
Asimismo la contaminación por diésel permite que las partículas alergénicas permanezcan más tiempo “flotando” en la atmósfera y además les provoca que expresen proteínas de defensa que les producen un incremento en su agresividad.
Vamos a hacer una pequeña disertación sobre la alergia, sus síntomas y los tratamientos actuales para aliviarla.
¿Qué es la alergia y qué la provoca?
La alergia es la reacción desmesurada mediada inmunológicamente a unas partículas llamadas alérgenos.
Los alérgenos son sustancias que el organismo reconoce como nocivas y “para defenderse” genera una reacción de rechazo y como consecuencia de esa reacción se producen los síntomas de alergia.
Los alérgenos más frecuentes en la alergia respiratoria son los ácaros del polvo, los epitelios de animales, los hongos y los pólenes, siendo estos últimos los principales responsables de la llamada alergia primaveral. Entre los pólenes de nuestro entorno destacan el polen de las gramíneas, olivo y malezas, sin olvidar el del ciprés y el del plátano de sombra.
Otras alergias son las alimenticias, las profesionales y las de contacto.
Entre las alimenticias hay que destacar las de la leche, el huevo, los frutos secos, cereales, frutas, pescado y el marisco.
De las profesionales destaca el asma de los panaderos y la estipatosis (al esparto en los escayolistas).
En cuanto a las dermatológicas cabe destacar la alergia al níquel y al cobalto así como a múltiples productos de cosmética y tintes.
Debemos mencionar también la alergia al látex por su alta incidencia y por sus implicaciones en el ámbito sanitario.
¿Cuáles son los síntomas?
Normalmente los primeros síntomas de alergia respiratoria suelen ser síntomas óculo – nasales (estornudos, secreción nasal, obstrucción nasal, picor de nariz y ojos muy intensos, lagrimeo, ojos enrojecidos…. Posteriormente se puede acompañar de síntomas respiratorios (tos, pitos y ahogos) produciéndose el ASMA BRONQUIAL alérgica, aunque a veces comienza con los síntomas respiratorios.
La alergia da un intenso picor en nariz, paladar y ojos.
La alergia cuando afecta a las vías respiratorias produce tos (normalmente no productiva), asfixia y ruidos en el pecho. No da fiebre.
Las alergias de contacto provocan eccemas en la piel y a veces urticaria de contacto.
Las alergias alimenticias pueden provocar síntomas respiratorios cutáneos y/o digestivos. Suelen comenzar con picor en los labios y en la mucosa oral.
¿Cuándo acudir al médico?
Cuanto antes diagnostiquemos una alergia, antes se podrá comenzar a poner solución a la misma.
¿Cómo se trata la alergia?
El tratamiento se basa en 3 pilares:
- Evitación de los alérgenos. Obviamente si una persona no tiene contacto con el alérgeno al que está sensibilizado no tendrá lugar la reacción alérgica y por tanto los síntomas no llegarán a producirse. El problema es que en numerosas alergias no es posible evitar este contacto, sobre todo en las alergias respiratorias. Si es más factible hacerlo en alergias alimenticias y en alergias de contacto.
- Tratamiento farmacológico. (antihistamínicos sistémicos y tópicos, corticoides intranasales, tratamiento antiasmático (broncodilatadores, corticoides inhalados, corticoides orales y antagonistas de los leucotrienos). Existen medicamentos biológicos para el tratamiento del asma bronquial y la dermatitis atópica. Dependerá de si se produce Rinoconjuntivitis sóla o con asma bronquial y de la gravedad e intensidad de los síntomas. Si se produce urticaria, se trata con antihistamínicos y si se produce, eccema con corticoides tópicos. A veces los cuadros alérgicos son graves y requieren tratamiento en los servicios de urgencias.
- Inmunoterapia. Son las vacunas de la alergia, consisten en dosis repetidas de una vacuna que contiene la sustancia a la que se es alérgico, lógicamente preparada para que no le produzca una reacción alérgica al administrársela. Pueden ser inyectables o sublinguales o en comprimidos. Poco a poco modifican el sistema inmunológico del paciente alérgico para que se habitúe a la sustancia a alergénica y deje de tener síntomas.Es el único tratamiento que puede terminar con la alergia del paciente y siempre debe ser prescrita por el alergólogo.
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