Lucía Martín Rufo, nueva neuropsicóloga de HSA: «Intervenir a tiempo es fundamental para minimizar su impacto»
El Daño Cerebral es una lesión repentina en el cerebro. Se caracteriza por su aparición brusca y por el conjunto variado de secuelas que presenta según la localización, el tamaño y la gravedad de la lesión. Cuando un paciente sobrevive a un daño cerebral, se encuentra con alteraciones físicas, cognitivas y emocionales que generan un impacto en su vida diaria. Estas lesiones cerebrales súbitas son causadas por accidentes cerebrovasculares (incluyendo infartos isquémicos, hemorragias, aneurismas, etc.), traumatismos craneoencefálicos (accidentes de tráfico, accidentes laborales y accidentes deportivos entre otros.), anoxias cerebrales (por parada cardio-respiratoria, etc.), tumores e infecciones cerebrales. La principal causa de Daño Cerebral es, en un 78% de los casos, el ictus (accidente cerebral vascular); seguida de los traumatismos craneoencefálicos y enfermedades como las anoxias, los tumores cerebrales o las infecciones (22%). Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Daño Cerebral Adquirido representa la tercera causa de muerte y la primera de discapacidad en los adultos.
Por ello, la neurorrehabilitación juega un papel central en la recuperación de la persona tras un daño cerebral. Esta rehabilitación debe ser empezada cuanto antes para evitar que dicha sintomatología evolucione hacia una discapacidad más permanente siempre cuando el paciente se encuentre estable a nivel clínico o fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). De este modo, desde neuropsicología, en un primer momento, se realiza una entrevista inicial y se procede a realizar una evaluación neuropsicológica completa, con el fin de determinar los objetivos de intervención y diseñar un programa de neurorrehabilitación individualizado para recuperar en la medida de lo posible las funciones afectadas y minimizar el impacto de las dificultades detectadas en el día a día de la persona.
Algunos ejemplos de dificultades con la que se encuentran nuestros pacientes suelen ser: estar desorientado, dificultades para concentrarse, alteración en la percepción de los objetos, reconocimiento de personas, problemas de memoria para recordar hechos pasados o cosas que debe a hacer al día siguiente, organizarse paso a paso para realizar una actividad como prepararse para ir al gimnasio o a la compra, e incluso, que parezca que ha cambiado su forma de ser y de comportarse,…
Desde el abordaje neuropsicológico, se llevarán a cabo sesiones individualizadas, donde se trabajará con el objetivo de restaurar la función o de compensarla, para lo cual se emplean programas y tecnologías informatizadas, entre otras técnicas. Este trabajo se realizará siempre coordinados por un equipo multidisciplinar (neurólogos, médicos internistas, enfermeros, terapeutas ocupacionales, logopedas, fisioterapeutas y neuropsicólogos). Por otra parte, no menos importante, es el trabajo con las familias de las personas afectadas por un daño cerebral. La familia debe de estar informada en todo el proceso e implicarse en el mismo como un miembro más del equipo rehabilitador.
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